Textos
José María Pagador, julio 2017
PREGUNTA.- ¿Cuáles son sus orígenes como pintor y qué antecedentes artísticos hay en su familia, si es que existen?
RESPUESTA.- Mi madre dice que siempre pinté, y en cierto modo si te pones a repasar los cuadernos de mi infancia que ella conservó con tanto primor, se detecta cierta predilección por dibujar, o cierta compulsión incluso. Hablo de cuatro o cinco añitos o así. Luego sí que conservo los cuadernillos de dibujo del cole y la verdad es que, pasados los años, me sorprende, porque nunca me he considerado un dibujante excelente, más bien me refocilo en mi pintura, en su excelencia también. Copiaba bien del libro, línea clara, pero el coloreado, malo. Es curioso. Por otro lado, siempre he tenido muchísimo sentido de la composición, eso es indudable. Mis familias, las directas, son muy locas, especialmente la paneína, y aunque no tengo antecedentes directos, el asunto de la creatividad y la interpretación está muy patente en tíos y primos.
P.- ¿Hasta qué punto es heroico hoy día trabajar como artista y vivir, o esperar vivir, de ello?
R.- Pues es un asunto totalmente heroico; aún diría más: suicida. Lo que pasa es que no sabes en ningún momento en el jaleo en que te metes… El sistema tiene fallos. Si me hubiese aconsejado un padre sabio, otro gallo hubiese cantado. Pero nadie sabe lo que es el mercado y el negocio del arte; pero es normal, es algo realmente minoritario y solamente los que estamos dentro sabemos los entresijos. No culpo a mis padres, pero me arrepiento de haber entrado en esto con tan poca información, sin saber de verdad en lo que me metía. Luego también está el falso mito que te inculcan de que si eres bueno, realmente bueno, si trabajas en lo que sea con ahínco y eres bueno en eso, vas a poder vivir de ello. La meritocracia y todo ese rollo. ¡Mentira podría! Una milonga literal. En el capitalismo no hay leyes; es un sálvese quien pueda y un no me quites lo mío que te rajo… Además, precisamente en este país (¡que país!) tan miserablemente corrupto, la herencia del franquismo, no hay conciencia de clase ni sentido de Estado; no se considera el bien común.
P.- ¿Está sobrevalorado el mundo del arte o, por el contrario, no se le presta la atención que debería?
R.- No, el arte es importantísimo y extremadamente divertido. Los ingleses, por ejemplo, lo han comprendido desde siempre y han hecho gala de su arte contemporáneo en todas sus expresiones (música , literatura, arte…); son muy propios con esto; valoran lo que su país es y lo que producen. El arte como producto es rey, es muy alegre y constructivo, casi adictivo diría yo. Es nuestra patria, además, tenemos unos productos contemporáneos de primera categoría y es un desastre que los políticos del signo que sea no sepan valorarlo como tal. Podría ser una bandera excelente, pero qué le vamos a hacer, somos carne de turismo y parece que la política sectorial de mercado nos empuja a esto. El artista debe emigrar, se lo recomendaría a cualquier artista joven, aquí no hay nada que hacer, nada más que resistir. Ha sido mi opción en cualquier caso, petardear, divulgar y hacer por el arte contemporáneo.
P.- ¿El triunfo en el arte lo dan la fama y el dinero u otra cosa?
R.- Lo da un cúmulo de circunstancias. La obra tiene que ser de calidad, pero se tienen que dar una serie de correspondencias que tienen que ver con la fortuna. De todos modos, allana mucho el camino que tengas un capitalito, porque te permite estar y tener.
P.- ¿Existe un cierto engaño con determinado tipo de arte que se hace hoy día?
R.- No. Es que el arte es muy diverso y si quieres participara de él tienes que estar al corriente de las corrientes, es exigente y divertido a la vez. No hay engaño. Lo que ocurre es que los periodistas, que por lo general no tienen demasiado interés por el arte contemporáneo en todas sus facetas, espectacularizan lo que les resulta insólito, a modo de broma, y hacen chanza de él. Pero el tema es que, para entender de arte, hay que leer un poco, al menos leerse el abc cultural; yo lo recomiendo mucho. Por ejemplo, en el fútbol hay cosas que ocurren, insólitas y dignas de la comedieta más ridícula, que todo el mundo conoce y acepta porque se entiende que es un circo popular, pero el fútbol tiene mandanga tela. Hay que hacer popular el arte contemporáneo, naturalizarlo y hacer que a la gente le mole.
P.- ¿La valoración económica de una obra de arte da la medida de su valor estético y creativo?
R.- Sí, claro. El precio lo marca el mercado de acuerdo a unos parámetros muy adecuados y concienzudos, que tienen que ver con la crítica del arte y el valor del artista en el mercado.
P.- ¿Cuál es o debe ser el papel del artista plástico en la sociedad?
R.- Transformarla. Es la posición más potente dentro de lo que respecta a la idea estética. Es el motor de una cultura.
P.- ¿Cree que en España existe un clima adecuado para la creación artística?
R.- No. El artista es un muerto hambre y no se le facilitan nada las cosas para vivir de su producción. Es así. Ni la sociedad está preparada para recibir los parabienes del arte ni los políticos entienden la problemática y menos aún los empresarios catetos. Los periodistas, en general, tienen cierta sensibilidad, pero tampoco ayudan mucho.
P.- ¿La sociedad y las instituciones prestan la suficiente atención a los artistas? ¿Haría falta más apoyo?
R.- No. Sí.
P.- ¿Debe el artista estar comprometido con los problemas sociales o, por el contrario, centrarse exclusivamente en su arte?
R.- Por supuestísimo. Si no fuera así, no sería artista.